Comercio & Inversión

¿Alguien sabe algo del banco de los BRICS?

Hasta la iniciativa privada se queja de la falta de transparencia

A pesar de que había expectativas de que comenzara a funcionar a comienzos de 2016, no hay nada oficial sobre el Banco de Desarrollo (New Development Bank – NDB) de los países miembros de los BRICS, una organización fundada por los cinco países que componen la sigla: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Fundado con el objetivo de fomentar proyectos de infraestructura, todavía no posee sitio oficial, y ni siquiera se encuentra disponible un correo electrónico de contacto. Nadie sabe cuáles son los proyectos de concesión de financiamiento que el banco estaría analizando. Pero, lo que más preocupa es que tampoco existe ninguna señal de que el banco vaya a establecer directrices o garantías ambientales, sociales, laborales y de derechos humanos para conceder tales préstamos. Entrar en contacto con un representante del nuevo banco de desarrollo resulta un esfuerzo en vano. Incluso la iniciativa privada, que está representada a través del BRICS Business Council, no tiene una idea clara de cuáles son los fundamentos que rigen al banco. Luego de conversar con un importante líder empresario brasileño, queda claro que las tratativas se están realizando de gobierno a gobierno, de un modo muy cerrado y sin transparencia ni participación de la sociedad civil. “Hay un hermetismo muy grande. Nadie sabe nada”, afirmó a Diálogo Chino una fuente de alto rango de una importante empresa brasileña. Anunciado con grandes pompas en la VI Cumbre de los BRICS, que se llevó a cabo en Brasil en julio de 2014, hasta el momento solamente existe una oficina en Shanghái, China, donde se desempeñan unos pocos representantes por cada uno de los países. El nuevo banco posee capital subscrito inicial 50 mil millones de dólares y capital autorizado de 100 mil millones de dólares. Existe una gran expectativa por parte de todos los países de que esta nueva fuente de financiación pueda colaborar para el desarrollo de áreas vitales para el crecimiento de las naciones, como lo son las de energía, logística y comunicaciones. En noviembre del año pasado, Conectas, una organización no gubernamental brasileña, realizó un evento en Brasil para discutir sobre qué se podía esperar del banco, en las áreas de derechos humanos e inversiones sostenibles, de la concesión de los préstamos. Caio Borges, abogado de la ONG, quien ya estuvo reunido varias veces con representantes del Ministerio de Hacienda brasileño para discutir tales temas, afirma que a pesar de que los técnicos gubernamentales se mostraron abiertos para recibirlo y para participar de dichas reuniones, todavía no hay nada en concreto en lo que tiene que ver con cuestiones socio-ambientales. Borges hace coro con el líder empresarial consultado por Diálogo Chino cuando dice que, aparentemente, el NDB no tendrá un conjunto de reglas y directrices similares a las que posee el Banco Mundial. “La tendencia es que cada proyecto llegue al banco con las cuestiones ambientales y sociales contenidas dentro del propio proyecto. El análisis será realizado caso por caso”, anticipa Borges. El representante de la iniciativa privada en el BRICS Business Council afirma que hay grandes diferencias entre países con respecto a la importancia que se les da a las cuestiones socio-ambientales de los proyectos de infraestructura. “Brasil posee una legislación ambiental y social única en el mundo. El BNDES [Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social] posee prácticas muy avanzadas en esta área y es el banco de desarrollo más importante del mundo. Pero Rusia y China no están interesadas en dicha cuestión. A ellos no les interesa que haya criterios ambientales complejos”, afirma la fuente. Teóricamente, un proyecto hidroeléctrico realizado en China puede no guiarse por los mismos parámetros socio ambientales que rigen un emprendimiento parecido realizado en Brasil, a pesar de que ambos puedan financiarse con fondos del banco de los BRICS. Los proyectos que se realicen en colaboración, por ejemplo, entre Brasil y Rusia, podrían llegar a enfrentar trabas, porque del lado brasileño las empresas nacionales no darían un paso atrás en lo relativo a la cuestión ambiental para realizar emprendimientos en países de América Latina o África subsahariana, cuyos criterios ambientales son inferiores a los que se practican en Brasil. Paulina Garzón, directora de la Iniciativa para Inversiones Sostenibles China-América Latina, también se reunió con representantes de la Hacienda brasileña y afirmó haber observado una gran preocupación en los técnicos brasileños con respecto al costo de preparación de los proyectos. Aparentemente, se cogita que podría haber un fondo especial para la preparación de proyectos. Los técnicos opinan que, por ejemplo, los costos que el Banco Mundial impone a los países que toman créditos son demasiado altos. También afirma que Brasil viene presionando para que el NDB utilice los estándares socio-ambientales brasileños, que son bastante elogiados en todo el mundo, a pesar de los problemas que involucran a comunidades locales y de las infracciones ambientales cometidas por diversos proyectos de infraestructura en Brasil. Rajat Nag, ex-director general del Banco de  Desarrollo de Asia (ADB en su sigla en inglés) cree que, el NDB propondrá criterios socio-ambientales para aquellos emprendimientos que financie. “Hasta donde yo sé, el NDB está trabajando sin garantías socio-ambientales, y está siendo auxiliado por gente del ADB. No sé cuál es la forma que tales criterios tomarán, pero me sorprendería mucho que estuvieran en contra de algunos principios sociales y ambientales fundamentales. Me parece que ellos serán mucho más pragmáticos, que tomarán en cuenta las necesidades de las personas afectadas. De qué forma lo harán, no lo sé, pero debido exactamente a eso es que les haremos un seguimiento”, afirma el ejecutivo.