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¿Ha terminado la buena racha de China en Panamá?

Estados Unidos observó los avances de Beijing en Panamá y Laurentino Cortizo ha frenado a China y a sus acuerdos comerciales y de infraestructura
<p>El ex presidente panameño Juan Carlos Varela con Xi Jinping en su visita de estado a Panamá en diciembre de 2018. (Imagen: Alamy)</p>

El ex presidente panameño Juan Carlos Varela con Xi Jinping en su visita de estado a Panamá en diciembre de 2018. (Imagen: Alamy)

Las conversaciones comerciales congeladas, las ofertas de infraestructura fallidas y los proyectos cancelados sugieren que la buena racha de las empresas chinas en Panamá ha llegado a un abrupto final.

La presión diplomática estadounidense sobre el gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo, que asumió el cargo en mayo del año pasado, parece haber sido efectiva en la nación geopolíticamente más estratégica de América Latina.

Incluso antes de la decisión del presidente anterior, Juan Carlos Varela, en junio del 2017, de establecer relaciones diplomáticas con Beijing que parecían deslumbrar a los diplomáticos estadounidenses, empresas chinas, tanto estatales como privadas, habían ganado licitaciones para concesiones portuarias, proyectos de energía y centros de convenciones.

En los siguientes 18 meses, el proceso se aceleró. Se firmaron docenas de acuerdos políticos y comerciales, las conversaciones de libre comercio progresaron a una velocidad vertiginosa y el primer ministro chino, Xi Jinping, realizó una visita de estado en diciembre del 2018.

Pero esa visita constituyó el coto máximo para las relaciones chino-panameñas. En el Departamento de Estado de los Estados Unidos, el retroceso ya había comenzado.

Advertencias de Washington

En septiembre del 2018, Washington retiró a sus jefes de misión en Panamá, República Dominicana y El Salvador, cuyos gobiernos en los últimos meses también habían reconocido a Beijing.

Un mes después, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, visitó la ciudad de Panamá para advertir contra la “actividad económica depredadora” por parte de las empresas chinas. La presión de los Estados Unidos puso fin a los planes de China de construir una embajada gigante en la desembocadura del Canal.

En Cortizo, Estados Unidos encontró un aliado más maleable. A pesar de proceder del mismo partido político que el general Omar Torrijos, el héroe nacional que negoció el traspaso del Canal de Estados Unidos a Panamá, la administración de Cortizo parece haber atendido las propuestas de Washington.

“Las posiciones han cambiado y Estados Unidos vuelve a ser el actor extranjero dominante en la política nacional”, dijo Rodrigo Noriega, analista político y periodista.

China ha sido excluida de las noticias y las sesiones informativas del Ministerio de Relaciones Exteriores. Y una serie de decisiones comerciales sugieren un papel decreciente.

Infraestructura descarrilada

En septiembre fue rechazada una propuesta china de un tren de alta velocidad de US$ 4.1 mil millones que conecta la ciudad de Panamá con el norte del país. Un importante proyecto de transmisión eléctrica en la costa del Caribe, en cual un grupo chino se encontraba entre los dos licitadores calificados, fue cancelado y restructurado como una asociación público-privada.

En febrero, el Metro de Panamá, el sistema de transporte rápido en la capital, confirmó que Hyundai Engineering de Corea construiría la tercera línea de Metro, confirmada por un monorriel elevado de 25 kilómetros y 2.500 millones de dólares que une el centro con los suburbios del oeste.

¿Sabías que…?


3 de los 6 países que formalmente establecieron relaciones diplomáticas con Beijing en los últimos 10 años están en América Latina

Los licitadores que no fueron seleccionados, incluidos dos consorcios con empresas chinas, impugnaron la decisión que originalmente había sido tomada en noviembre. China Railway Group Limited ofreció un proyecto de menor precio, pero fue descalificado por no cumplir con los mínimos requisitos técnicos.

“En enero, nadie tenía la menor duda de que una empresa china ganaría la licitación del Metro”, sostuvo Fernando Aparicio, profesor de historia en la Universidad de Panamá. “Es otro indicador de que el gobierno quiere mantener distancia con China, o al menos negociar con China desde una posición más fuerte”.

Unos días después del anuncio del metro, el Ministerio de Obras Públicas confirmó que un nuevo puente sobre el canal, adjudicado en julio de 2018 a un consorcio liderado por China Harbor Engineering (CHEC) y China Communications Construction Company (CCCC), iba a ser reducido. En lugar de atravesar el puente, la línea 3 del metro atravesará un túnel a 50 metros debajo del canal.

Rafael Sabonge, el Ministro de Obras Públicas, dijo que se ha tomado esta decisión debido al hallazgo de una falla geológica debajo de uno de los pilares claves de los puentes que habría provocado un retraso en la construcción e incurrido en mayores pagos compensatorios a terceros.

Sin embargo, muchos manifestaron su escepticismo a que un túnel debajo del Canal tenga sentido en términos económicos.

“Creo que hay dos factores en juego”, dijo Noriega. “El gobierno no puede permitirse una demora en el puente y existen desafíos operativos reales para poder manejar el metro en él. Pero también hay un elemento político. Los aseguradores japoneses no quieren financiar un proyecto de este tamaño para que luego una empresa china lo construya y por su parte,  Estados Unidos no desea que las empresas chinas construyan de forma directa sobre el Canal de Panamá”.

Hutchinson Ports, propiedad de Hong Kong y los operadores “externos” de un puerto que sería el más afectado por la construcción del puente, negó públicamente que hubiera solicitado una compensación del gobierno por las pérdidas sufridas durante los retrasos en el proyecto del consorcio chino.

Estados Unidos aún mantiene una gran influencia sobre los políticos a nivel individual, a través de la amenaza en la negación de la visa o la inclusión en la “lista Clinton”

El puerto tiene sus propios problemas con los que lidiar. En 1998, la compañía, entonces conocida como Hutchinson-Wampoa y con una inversión del 10% de una empresa estatal china, ganó la concesión para operar la Compañía de Puertos de Panamá. El almirante estadounidense Thomas H Moorer dijo al Comité de Relaciones Exteriores del Senado que los “chinos comunistas” habían “prácticamente logrado … una fortaleza en el Canal de Panamá”.

En febrero de este año, el gobierno de Cortizo anunció que auditaría los puertos de Panamá. “Hay una fuerte corriente en el gobierno contra la renovación de la concesión del Puerto de Panamá [que expira en 2022]”, dijo Aparicio.

Relaciones comerciales

Mientras tanto, el acuerdo de libre comercio, que muchos asumieron que sería apresurado por Varela antes de dejar el cargo, continúa sin firma y la embajada china no tiene un sitio a largo plazo. La presencia de ingenieros y empresarios chinos ha disminuido. En abril de 2019, el primer vuelo de Air China, desde Beijing a través de Houston, llegó a la ciudad de Panamá. En febrero se suspendió el servicio.

¿Cómo ha logrado Estados Unidos este cambio?

Según Richard Koster, autor y periodista con sede en Panamá desde la década de 1950, Estados Unidos aún mantiene una gran influencia sobre los políticos a nivel individual, a través de la amenaza en la negación de la visa o la inclusión en la “lista Clinton”, un quién es quién de las empresas y las personas que se benefician del lavado de dinero y el narcotráfico, conduciendo a sanciones potencialmente severas por parte de los fiscales estadounidenses.

En mayo de 2016, la inclusión en la lista del empresario panameño Nidal Waked lo condujo rápidamente a la bancarrota, y, según Koster, los políticos locales no lo han olvidado.

“Cualquier persona en la lista tiene un tipo de lepra financiera”, aseguró. “Todos los políticos de Panamá provienen del dinero y tienen negocios con los Estados Unidos. A través de las visas y la lista de Clinton, Estados Unidos sabe cómo mantener honestos a sus clientes”.