Comercio & Inversión

El boom de la fruticultura redefine la asociación entre Chile y China

El cobre todavía representa el 85% de las exportaciones chilenas destinadas a China

En América Latina, Chile es un país  pionero en  sus relaciones con China. Fue el primer país de la región en consolidar las relaciones diplomáticas con China en 1970. En el 2005 se convirtió en la primera nación, no sólo para América Latina sino en todo el mundo,  en firmar un acuerdo bilateral de libre comercio (TLC) con el país asiático. Y ha habido muchos más.

Durante casi 50 años, la relación se ha basado casi exclusivamente en el comercio. Hoy en día, sólo una mercancía, el cobre, representa casi el 85%  de las exportaciones totales chilenas  a China. Esto ha generado temores sobre la posible dependencia de la demanda china. Mientras que la desaceleración de la demanda de materias primas en China ha afectado a las economías de los países latinoamericanos exportadores de materias primas, otros cambios estructurales en China – como la emergencia de una nueva clase media con predilección por las frutas exóticas y una mejor calidad de vida- ha creado un boom inesperado, que  no es  menos importante para el sector agropecuario chileno.

Fernando Reyes Matta, director del Centro Latinoamericano de Estudios de China en la Universidad Andrés Bello y ex embajador en China, habló con Diálogo Chino sobre la posibilidad de “mejorar” el acuerdo comercial de 2005, el posicionamiento de su país en la iniciativa Un Cinturón, Una Ruta y el apetito de China por las cerezas chilenas.

Diálogo Chino (DC): Chile y China han establecido numerosos “primeros” pasos  incluyendo el Tratado de Libre Comercio de 2005, el siguiente paso es actualizar el acuerdo…

Fernando Reyes Matta (FRM): Los acuerdos que se hicieron los años 2004-5, o sea, hace más de una década, estaban vinculados a lazos económicos y a  las aspiraciones de intercambio comercial de ese momento. Pero desde entonces, las circunstancias han cambiado sustancialmente, al menos en los ámbitos relacionados al comercio electrónico. Otros ámbitos son la educación, la colaboración científica, la tecnología, y también la apertura comercial a una mayor cantidad de productos que en su momento habían quedado fuera, especialmente en el área agro industrial. Concretamente, el interés de China se basa en el litio, que es un recurso abundante  en Chile y por lo tanto, desempeñará un rol determinante en las industrias automotrices eléctricas del futuro.

DC: El TLA de 2005, contiene escasas previsiones sobre el medioambiente. Esto ha sido muy controvertido en las relaciones de China con otros países latinoamericanos. ¿Qué es lo que se debe hacer este nuevo acuerdo para abordar este tema?

FRM: Cuando escribimos el primer TLA en el 2005, no existían ni los acuerdos de Paris, ni tampoco todas las dimensiones acerca de la necesidad de asumir una política medioambiental. Yo diría que la diferencia fundamental radica en que en aquel momento, tampoco China estaba posicionando  el tema medioambiental como una prioridad. Hoy sí. Y es evidente que en el último congreso, por ejemplo, del partido comunista, se planteó un concepto a la obligación en la conducción política, más allá de lo que ya se había establecido en las cuatro áreas (política, económica, cultural, social), así se instó a  la creación de una civilización ecológica. Esto significa mucho en términos de la orientación de las políticas que debe llevar adelante China. Sus líderes saben que el tema medioambiental  constituye un conjunto muy fuerte de demandas de la ciudadanía china actual  y que no darán un paso atrás. Este tema crea un nuevo espacio para la cooperación y un nuevo vínculo para   todas las relaciones pertinentes entre Chile y China a la luz del tratado y su actualización.

DC: ¿Cuanta preocupación hay en Chile sobre que el país dependa de la demanda China por el cobre?

FRM: Primero, el cobre constituye entre un  80 y un 85% de las exportaciones chilenas a China. Pero el cobre es también el principal factor de las exportaciones de Chile al resto del mundo, aunque China sigue siendo el mayor comprador. Si miramos las exportaciones chilenas a China, el cobre representa el rubro principal. Pero ¿dónde está la novedad? En la inmensa expansión de términos absolutos en la agro industria. Hay un dato fundamental, hoy Chile es el principal proveedor de frutas a China. Incluso, por encima de Tailandia. Siempre pensamos que sería imposible superar a Tailandia, que es su vecino y tiene accesos directos. Esto significa un incremento enorme en puestos de trabajo en la zona central de Chile sobre todo. En este marco, la agro industria exhibe un fenómeno inesperado y sutil. Tan pronto como se logró abrir el mercado, con las asociaciones correspondientes con las que hubo que acordar, la capacidad de knowhow que tiene Chile para  producir cerezas perfectas en el momento adecuado y bien presentado, para el año nuevo chino, ha generado que las cerezas por si mismas se hayan valorado en cientos de millones de dólares.

DC: Otro producto que se exporta cada vez más es la palta, un producto que  necesita mucha agua para su cultivo…

FRM: Se acaba de firmar, justo durante esta última visita un convenio por el cual las paltas chilenas ahora si pueden entrar  al mercado chino. Esto implica un gran desafío para los productores de paltas, quienes ya tiene mucha capacidad de exportación, pero que ya desde hace mucho tiempo han  tenido la aspiración de poder exportar al mercado chino. Esto tendrá un impacto muy significativo en las exportaciones agro industriales chilenas.

DC: En el centro de Chile hay conflicto entre los grandes y pequeños productores de paltas sobre el acceso al agua ¿Esto puede incrementar el aumento de las tensiones sumado al aumento de la demanda china?

FRM: Sólo me consta, y por lo que está haciendo el ministerio de Agricultura en conjunto con el ministerio de Obras Públicas, es la construcción de  nuevos tanques de agua y  el desarrollo de una política de escasez, porque nuestro desarrollo agro industrial es clave. A veces hay tensiones entre el uso del agua por la minería y la necesidad de agua por parte de los llamados pequeños productores. Pero hasta ahora hemos mantenido un sector limpio, lo difícil para los recursos hídricos son los impactos del cambio climático que estamos experimentando.

DC: Recientemente usted estuvo en Beijing para la primera cumbre de Un Cinturón, Una Ruta (OBOR) ¿Podría explicarme como un país tan lejano como Chile puede beneficiarse de OBOR? Su foco principal es la integración de Asia, Europa África.

FRM: Es cierto, que la nueva  Ruta de la Seda del siglo 21  tiene como  objetivo central la reconstrucción de los vínculos entre Asia y Europa, y con el norte de África o ciertas áreas de la costa africana, y el Mediterráneo. Pero yo creo que lo que siempre tenemos que recordar es que una de las claves de los  siglos XVI, XVII y XVIII fue la vinculación entre Manila y Acapulco. Esto significó  la clave durante tres siglos para definir  el comercio entre Asia, América y Europa. La antigua Ruta de la Seda, históricamente hablando estaba sustentada  en la posibilidad de la vinculación por tierra y por algunas rutas de ultramar. La versión actual pretende reconstruir las rutas terrestres con nuevas infraestructuras, incluido el ferrocarril. Tenemos que recordar que son dos las rutas que no estaban en el planteo original: las rutas aéreas y digitales. La ruta aérea de alguna manera ya está empezando a funcionar. Entre enero y febrero hubo más de 50 vuelos  que se hicieron desde Santiago de Chile hasta Shanghái transportando cerezas chilenas. El segundo  está vinculado a la productividad a través de redes digitales. Por eso Chile está planteando una idea que puede parecer un  tanto futurista, pero ya tenemos la primera aceptación del lado Chino. Con mucha dedicación, nosotros hemos logrado que las autoridades chinas acepten hacer los estudios de factibilidad en relación a la colocación fibra óptica submarina que conecte directamente a China y América Latina, ingresando a través de Chile.

DC: Usted estará a cargo de la coordinación de  la próxima cumbre China-CELAC en Santiago de Chile en enero de  2018. Esto nos dará  la oportunidad de ver cómo ha cambiado la relación, y ha cambiado mucho…

FRM: En enero 2015 no existían los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG), ni el Programa 2030, que fue acordado en septiembre de 2015. Si nosotros tomamos en cuenta la agenda de 2030, y los 17 objetivos del milenio tenemos que concluir que ya tenemos procesos generales comunes entre China y ALC.  Por lo tanto, a partir de esa plataforma  hay oportunidades de que, más allá, de la diversidad de las tensiones que hoy día vive América Latina – que al interior son diferencias profundas innegables- hay ciertas líneas de consenso y tareas comunes sobre las cuales si podemos elaborar y trabajar en conjunto con una visión compartida entre China y ALC. Sin duda,  lo más claro es como como derrotar definitivamente la pobreza, que China también tiene todavía como una tarea pendiente. Y al mismo tiempo, nosotros también tenemos esta preocupación  en  nuestro continente. En segundo lugar, tenemos desafíos similares relacionados a  las clases medias emergentes, de un lado y del otro. En China, hay un fenómeno de más de 350 millones  de personas que son consideradas como tales. Y en ALC, varios países han registrado, como es evidente, el ascenso a la clase media. Entonces, hay nuevas demandas en  la educación, en la calidad de vida en las ciudades y nuevas exigencias  para el desarrollo urbano.